9.1.10

003

- Dime, hombre, enigmático, ¿a quién amas tú más, a tu padre, a tu madre, a tu hermana, a tu hermano?
- Yo no tengo ni padre, ni madre, ni hermana, ni hermano.
- ¿A tus amigos?
- Os servís de una palabra cuyo sentido desconozco hasta hoy.
- ¿A tu patria?
- Ignoro bajo qué latitud está situada.
- ¿La belleza?
- De buena gana la amaría, diosa e inmortal.
- ¿El oro?
- Lo odio, como vosotros odiáis a Dios.
- ¿Pues qué es lo que amas, extraordinario extranjero?
- ¡Amo las nubes que pasan lejos... las maravillosas nubes!


De Spleen de París (Charles Baudelaire)

3.1.10

002

Llegó de repente, o quizás fui yo quien lo hizo casualidad (me gusta creerlo, así parece magia) Lo conocí una noche ondeante y cálida, recuerdo luces por todas partes. La primera palabra que me dijo fue ‘no’, supongo que la última también.

Nos gustaba estaba estar a oscuras, el café (a él la cerveza), nos enredábamos en el  hueco que había entre sus sábanas y el cielo. A mí me gustaba su pelo, él odiaba mis pies fríos. No sé cómo sucedió todo. Cuando llegó el frío a él se lo llevo la blanca Caillech. En cuanto a mí…