21.11.10

007


Vivo en una casa vieja, fría y de techos altos; llena de  viejos y cálidos amigos. Tengo un cajón únicamente destinado a bolígrafos y mecheros, una cafetera oxidada, una silla rota, un televisor que no funciona y una torre de paquetes de tabaco entre libros de Bukowski y la nada. Tengo una cama de matrimonio, insomnio y un sofá que hace las veces de nicho ecológico.

Escribo diarios porque siempre he sospechado que el cambio, además de inevitable, es morir para ser otra persona cada mañana. Tengo demasiadas manías y miedos acentuados por una carrera que me hace pensar que todo lo que siento lo dirige directamente mi amígdala. Sufro, a veces, una especie de envidia universal de conductas y me gusta todo lo que no soy. Y, a menudo, sobre todo cuando hace frío o me piden opinión abiertamente me veo envuelta en disonancias cognitivas. Me tiemblan las manos cuando hago cigarros que yo no fumaré pero nunca me ha temblado la voz para hablar de cosas que desconozco.

... y a pesar de todo, y achacándolo a la adultez emergente a veces no entiendo nada de lo que me rodea.

8.10.10

006


Había un espejo humedecido que imitaba la vida vagamente. Se apretó la corbata, el corazón, sorbió un café desvanecido y turbio,explicó sus proyectos para hoy, sus sueños para ayer y sus deseos para nunca jamás...
"El adiós" José Ángel Valente

5.10.10

005

Pero… qué te puedo decir si yo vengo de donde mil palabras valen mucho más que una imagen, allí donde el pasado se cuela en un cuenco de arcilla y permanece intacto para siempre. Dime, qué te voy a decir si de donde yo vengo las sonrisas sólo tienen un significado y las personas se reflejan en cristales rotos, si de donde yo soy las ambigüedades se castigan con pena de muerte.

29.9.10

004



Eso eran mi cama rota y mi piel gastada, eran mi mp3 antiguo,
mis viejos recuerdos, mi desusada tranquilidad y mi pijama.

Ya no me queda nada.

9.1.10

003

- Dime, hombre, enigmático, ¿a quién amas tú más, a tu padre, a tu madre, a tu hermana, a tu hermano?
- Yo no tengo ni padre, ni madre, ni hermana, ni hermano.
- ¿A tus amigos?
- Os servís de una palabra cuyo sentido desconozco hasta hoy.
- ¿A tu patria?
- Ignoro bajo qué latitud está situada.
- ¿La belleza?
- De buena gana la amaría, diosa e inmortal.
- ¿El oro?
- Lo odio, como vosotros odiáis a Dios.
- ¿Pues qué es lo que amas, extraordinario extranjero?
- ¡Amo las nubes que pasan lejos... las maravillosas nubes!


De Spleen de París (Charles Baudelaire)